Alquimia Urbana en los Márgenes
Acerca de la intervención urbana ‘Cordones (y Ganchos)’ realizada por Sebastián de la Fuente en la Plaza La Paz del Cementerio General, los días 3 y 4 de Diciembre de 2005.




La columnata de acceso al Cementerio General construye una puerta hacia el mundo exterior conformado por la ciudad de los muertos, en contraposición al mundo de los vivos representado por la ciudad.
La galería de acceso se transforma entonces en una especie de limes, un borde urbano que interesa en tanto conforma él mismo un entremedio.

La intervención de Sebastián de la Fuente utiliza como soporte este espacio marginal, una condición de marginalidad que además hace referencia a una historia acumulada, un pasado en el que el cementerio se encontraba en el borde de la ciudad, una ciudad que era entonces contenida, acotada, controlada y definida. Estamos pues en los extramuros, en un espacio en el que tiene lugar lo inesperado.


La muestra reúne una serie de objetos mínimos, cordones de zapatos y ganchos de ropa, encontrados en los alrededores del lugar de la intervención. Estos objetos se exponen a través de una estructura tripartita clásica de base, cuerpo y remate; la base está constituida por un marco en el que se incluye un texto que explica las circunstancias en las que fue encontrado cada cordón; el cuerpo mismo del montaje conformado por los distintos cordones; y finalmente el remate construido por el gancho, cuya forma alude a un frontón clásico.
Estos pequeños templos-retablos-altares-animitas se organizan a través de un recorrido a modo de vía crucis, con catorce estaciones o escenas, que a su vez remiten a los catorce arcos que conforman la galería.



El tipo de coleccionismo llevado a cabo por Sebastián, al que podríamos llamar coleccionismo mínimo, coge los objetos y los refiere a su máximo:

- La base, la historia mínima de las circunstancias de recolección de los cordones se transforma en un juego poético, adquiriendo el objeto en cuestión un nuevo significado:

“A la salida de la estación Cerro Blanco un hombre me pide dinero. A cambio del billete, yo le pido un cordón. Al principio me mira con desconfianza pero el rato accede a mi petición. Su condición: ‘dos billetes verdecitos y nos dejamos de huevear’. Le entrego los billetes agradeciendo la transacción.
‘Manuel Rojas, me dice, cuando quiera no más’.
Me guardo el cordón y por un momento soy parte de otra ficción”.

Manuel Rojas...me suena...será acaso el escritor de Hijo de Ladrón? El escritor que justamente se adentra en el mundo de la marginalidad y la pobreza?


- El cuerpo conformado por los cordones se refieren a un cuerpo ausente, a un vacío que se llena a través de una especie de rescate poético.

- Finalmente, el remate de ganchos de ropa a modo de frontón clásico. Lo mínimo (objeto cotidiano), referido al máximo (templo griego).


El trabajo se completa con la incorporación de ocho radios, ubicadas alternadamente en las distintas puertas de la galería, y que reproducen ruidos y grabaciones realizadas en los alrededores de la muestra, conversaciones con el nochero del cementerio o con el director, palomas, ruidos varios; se trata de un registro que se superpone a modo de overdub de la propia realidad, que resulta de esta manera amplificada.

Estamos en definitiva frente a un trabajo sutil y evocador, en el que el artista-demiurgo realiza una operación que yo denominaría Alquimia Urbana, una operación mediante la cual los fantasmas que habitan los márgenes se hacen presentes; como por ejemplo los fantasmas de los miles de muertos en el incendio de la Iglesia de la Compañía, en el año 1863, cuyo monumento ocupa el centro de la Plaza la Paz. Son los fantasmas de nuestra memoria.



Patricio Pinto.
Barcelona, diciembre de 2005


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
visita la animita bloggera.
Saludos.
http://orlitaromerogomez.blogspot.com

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